Esperpento en vacaciones.
Así se puede calificar a los acontecimientos que están ocurriendo estos días en
torno a las obras de Lezama y a la figura como entrenador de Marcelo Bielsa.
Primero, (más allá de autodenuncias) el míster rosarino consideró "una
estafa" el pésimo estado de las infraestructuras del lugar de
entrenamiento de los jugadores del Athletic. Luego, la institución no respalda
con un comunicado, sino que tira por tierra, las duras palabras de "El
Loco" alegando una profesionalidad de las personas encargadas de la tarea.
Si las construcciones debían estar terminadas ya, dicha profesionalidad es
cuestionable cuanto menos, y más sabiendo que el técnico argentino es meticuloso
al máximo con estos detalles, pero lo realmente sorprendente es la falta de
consideración y de respeto hacia uno de los tipos más reflexivos, metódicos y
raros del fútbol mundial en un asunto de trascendencia media.
Ahora se contempla la
posibilidad (entre la realidad y la ficción) de cambiar de rumbo en el
banquillo rojiblanco, a raíz de este hecho que da para pensar que es una mecha
que viene de lejos. Bielsa es consciente de que le han desautorizado por decir
de manera airada su verdad y eso le molesta. Sus jefes han priorizado la
empresa antes que el factor humano, lo que moralmente tiene un coste que a
nivel deportivo al señor Urrutia y demás directivos les puede pasar factura, ya
que la marcha del capitán de las finales de Copa y Europa League podría dividir
a la afición entre los partidarios del respeto a un club histórico y los
molestos por dejar escapar a un profesional único. La última palabra es del
protagonista que alzó la voz. Debe decidir el baremo de permisividad en la
cuestión de que tras más de 20 años como entrenador su discurso ha sido dado la
vuelta. Aunque no es la primera que tiene una pelea dialéctica con
discrepancias con sus superiores. Ya en su etapa en el Espanyol se enfadó con
sus jefes por no dejarle marchar hacia la selección argentina, e incluso en su
experiencia más reciente en Chile rompió su contrato por supuestas
discrepancias con la ANFP. Los dos hechos acabaron con otro trabajo para el
argentino. Con estos ejemplos del pasado muchos pensarían que está forzando su
salida. Argumento simplista, por otro lado.
Un personaje único hasta
el extremo. "El Loco" es independiente en su librillo de estilo.
Pocos tipos habrían movido un dedo defendiendo a sus jugadores con el riesgo de
enfadar a la mano que le da de comer. Ahí reside la incomprensión interna y
externa del "modelo Bielsa" resumida en que nunca ha durado más de
dos años en un club de fútbol. Como diría este fenómeno: "Un entrenador no
es mejor por sus resultados ni por su estilo, modelo o identidad. Lo que tiene
valor es la hondura del proyecto, los argumentos que lo sostienen, el
desarrollo de la idea".
Julio
Gómez, Comentarista de la Liga BBVA en PortalStadium. @juliogomez92.
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